Adultez Mayor y medicamentos
Prof.Dr.Hugo Valderrama
Aproximadamente el 80% de los ancianos mayores de 80 años presentan alguna patología crónica como hipertensión, diabetes, osteoartrosis, arritmias cardíacas, etc. Además, muchos de ellos sufren varias afecciones de forma simultánea, lo que condiciona un alto consumo de medicamentos. El promedio de ingesta de los que viven en sus hogares oscila entre 2 y 4 fármacos por persona por día, mientras que en los geriátricos es de 5 a 6 y en los hospitales y sanatorios entre 5 y 8.
Con el envejecimiento de los órganos, se producen una serie de modificaciones en la farmacocinética y farmacodinamia de las drogas, lo que condiciona una mayor sensibilidad a estas y un aumento de las reacciones adversas que pueden desencadenar graves efectos indeseables.
En otros aspectos, se estima que más del 30% de los ancianos no cumplen la pauta de tratamiento indicada por el médico, lo hacen desordenadamente o mal, por falta de dinero, desconfían del médico o de su prescripción, consejo de familiares, amigos o vecinos no profesionales, ilegibilidad de la letra de los médicos, olvidos en los horarios de las tomas, falta de acceso a los lugares de venta, problemas culturales, ignorancia, etc.
Otro factor sociocultural que interfiere en la eficacia de los medicamentos, además del incumplimiento terapéutico, es de la automedicación, que varía entre un 40 y 80% de los mayores tratados
A pesar de lo expuesto, y a sabiendas de todos, es común observar en las visitas médicas domiciliarias las típicas bolsas de nylon guardadas en las mesas de luz, con un sinfín de medicamentos, muchos de ellos vencidos o simplemente guardados sin saber o recordar quién los prescribió o para qué afección. También es frecuente el constatar que adultos mayores con problemas en la vista, temblores, olvidos frecuentes o severos deteriores cognitivos, se administran sus dosis diarias de fármacos fuera de toda lógica, porque viven solos , o porque en la familia nadie toma el control de la situación. En el tratamiento de nuestros mayores no alcanza con la visita a los mejores profesionales, los resultados son la consecuencia de procesos en los que la familia tiene un rol decisivo