El problema del Cuidado de los Adultos Mayores con Dependencias
Prof. Dr. Hugo Valderrama
Hace tan solo algunas décadas, las personas mayores tenían menos expectativas de vida, los abuelos se veían como viejitos y cuando se llegaba a la adolescencia, seguramente se había perdido uno o más de ellos. Las hospitalizaciones eran prolongadas y cuando un anciano se internaba, la muerte era una posibilidad muy frecuente. No existía la industria de los pañales geriátricos, la cantidad de fracturas de caderas que hoy se operan, la osteoporosis era un cuadro clínico poco observado y la gente no hablaba de la demencia de Alzheimer.
Entre 2005 y 2050 y como consecuencia de la disminución de la natalidad y de la mortalidad, la mitad del aumento de la poblaciónmundial se deberá al incremento de la población de 60 o más años de edad. Por otra parte, en las regiones más desarrolladas, se prevé la casi duplicación de esa población (de 245 millones en 2005 a 406millones en 2050)
Cuando las personas que hoy han sobrepasado los 60 años de edad formaron su propio hogar, la tradición dictaba que los mayores debían ser asistidos por sus hijos/as, pero el incremento de la supervivencia hace que el cuidado se prolongue por muchos años y las exigencias de la vida moderna llevan a que no sólo los hombres deban trabajar, sino también las mujeres, dificultándose cada vez más el cuidado de los adultos mayores por parte de sus familias.
En algunas ocasiones, aunque los familiares reconozcan la existencia de deterioro cognitivo en su anciano y las consecuencias familiares que acarrea, temen que un geriátrico pueda ser el destino final de la persona mayor. Les resulta difícil aceptar su inclusión en un lugar que no es el familiar, porque ellos ven a su persona mayor desde la perspectiva de una larga historia previa de afecto y a algunos geriátricos, como simples guarderías en el mejor de los casos.
En otro aspecto, las reformas de los servicios sanitarios ponen el énfasis en la atención de la salud en el propio entorno: alta precoz hospitalaria, programas de cirugía ambulatoria, modificaciones de la atención psiquiátrica. Cada vez más personas con enfermedades graves y dependientes de tecnología o en situación terminal, son asistidas en su hogar, produciéndose un desplazamiento de cuidados complejos hacia el sistema informal, en un marco de contención del gasto sanitario y de escaso desarrollo de otros servicios de atención).
Las mujeres de menor nivel educativo, sin empleo y de clases sociales menos favorecidas configuran el gran colectivo de cuidadoras que se hacen cargo del cuidado familiar de los ancianos y se estima que asumir el papel de cuidadoras principales, ha condicionado la exclusión definitiva del mercado laboral de un 35% de ellas en España, (situación similar ocurre en nuestro país).
Lo cierto es que nos encontramos ante la realidad de que está creciendo la demanda de cuidados, por el incremento de las personas mayores con dependencias, al tiempo que disminuye la posibilidad real de atenderlas dentro del contexto familiar, por la caída de la fecundidad (menos hijas e hijos por cada persona mayor), la progresiva incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, la prolongación de los tiempos del cuidado y el stress por la sobrecarga que suele afectar a los que cuidan adultos mayores con dependencias.
La paradoja consiste en que en esta coyuntura de aumento de la demanda está disminuyendo la oferta de servicios de profesionales de cuidado. ¿Es posible hoy que la familia continúe prestando cuidados y atención a sus mayores en igual medida que en el pasado?, ¿Continuarán siendo los familiares de las personas mayores dependientes las que, integrando una red invisible de servicios sustentada en el amor, la responsabilidad filial o cultural, den soporte a las prestaciones, inclusive a costa de la salud individual y familiar? ¿Puede hacerse cargo el Estado o el sistema de seguridad social de todos los casos? , ¿De algunos solamente?…