Los desafíos del envejecimiento poblacional
Dr. Hugo Valderrama
El aumento de la esperanza de vida y el descenso sostenido en los niveles de fecundidad son las principales causas del envejecimiento poblacional, que implica cambios en la posición social del sujeto y desafíos para toda la sociedad.
Una vejez saludable
“Una persona es sana cuando hay un balance entre las esferas física, psíquica, social y espiritual. En la vejez, ser sano significa sobrevivir con la mayor dignidad posible y manejando esas cuatro esferas”, definió el gerontólogo y geriatra Hugo Valderrama.
Para el médico hay un concepto superador del de salud: la calidad de vida. “Cuando a ese equilibrio se le agregan posibilidades de proyectos, hablamos de la calidad de vida. Sobre la base de las esferas balanceadas, esa persona puede pensar que mañana va a hacer tal o cual cosa, lo que le permite justificar su vida. La salud por sí misma no justifica la existencia”, comparó.
¿Cómo se logra la calidad de vida? “Haciendo lo que a uno le gusta. Para una mejor calidad de vida contribuye todo aquello que le da placer a la persona. La mayoría ha dejado en el tintero cosas como participar en política, terminar sus estudios, tener un hobby o un lugar de debate… todo eso contribuye. Son las terapias no farmacológicas”, detalló Valderrama.
El especialista cuestionó ciertos estereotipos sobre la vejez saludable. “Todos queremos ver un anciano en jogging, haciendo gimnasia, paseando sus nietos, manejando un auto y participando de un programa universitario para adultos mayores. Pero ese es el modelo que la juventud quiere para su propia vejez; no a todo el mundo le gusta hacer gimnasia, por ejemplo”.
En este sentido, planteó que “hay una lucha entre el modelo de cómo el hijo quiere que su padre o su madre sean y de cómo realmente ese anciano quiere ser”. Y cuestionó las pocas propuestas para los ancianos. “Tiene que haber un menú de posibilidades, no un modelo impuesto. Pero no hay opciones porque no hay roles. En tanto el anciano no sea considerado un ciudadano activo y no tenga una jubilación digna, es muy complicado tener proyectos”.
Pese a su profesión, Valderrama no reduce la salud a los parámetros médicos. “El mundo está envejeciendo. Si creemos que lo vamos a resolver con servicios de salud, estamos equivocados porque el problema de fondo no pasa por ahí”.
La calidad de vida excede y supera el estado saludable; implica proyectos y una razón para vivir, algo que la sociedad no siempre les ofrece a los más ancianos. “Este modelo social, en el que después de los 20 años ya sos viejo, que resalta por demás la cuestión física y en el que las comunicaciones pasan por las redes sociales, hace que los viejos salgan perdiendo y se queden sin rol. No saben para qué están y no tienen qué hacer. La medicina genera las posibilidades -se pueden hacer trasplantes, cirugías y hasta clonaciones-, pero no hay una respuesta social para la vejez”, criticó Valderrama.
Si bien los clubes de abuelos, los centros de jubilados y las universidades de la tercera edad intentan revertir esta situación, todavía falta mucho como sociedad para incluirlos. “Los ancianos son reservorios de historia y de cultura. Creo que todos deberían pasar por las escuelas para contar sus historias de vida: quiénes son, cómo trabajaron, qué pasó en este país… para que los chicos se nutran no sólo de computadoras, sino también de personas”, sugirió Valderrama.